La inhalación de fibras de amianto puede desencadenar enfermedades respiratorias graves, que en muchos casos no muestran síntomas hasta décadas después de la exposición. Miles de estructuras en España todavía contienen este material cancerígeno, cuya manipulación, retirada y transporte deben ser realizadas únicamente por empresas autorizadas. Sobre este tema publicamos hoy una colaboración de dMol, empresa experta en la retirada de amianto.
El amianto, una amenaza persistente en España
dMol, empresa experta en la retirada de amianto con más de 10 años de experiencia en el sector, nos habla en este artículo sobre la situación del amianto en España, los retos técnicos del proceso de desamiantado, la gestión de residuos con amianto y la necesidad de acelerar la retirada segura de este material.
Aunque la utilización del amianto está prohibida en España desde 2002, todavía miles de estructuras en todo el país contienen este material peligroso. Con el paso del tiempo, el amianto presente en muchas edificaciones comienza a deteriorarse, liberando al aire diminutas fibras microscópicas. Estas fibras son imperceptibles a simple vista, pero su inhalación puede provocar graves afecciones pulmonares.
A pesar de los riesgos que representa, solo unas pocas comunidades autónomas en España ofrecen ayudas para el desamiantado. Esta situación es preocupante, ya que, sin un apoyo económico adecuado, muchas empresas y particulares se ven incapaces de asumir los costos que implica una eliminación segura de este material.
Problemas de salud asociados al amianto: un peligro silencioso
Las fibras microscópicas liberadas por el amianto pueden alojarse en los pulmones y otros órganos, causando daños graves a lo largo del tiempo. Entre las enfermedades más comunes vinculadas a la exposición prolongada se encuentran el mesotelioma, el cáncer de pulmón y la asbestosis.
Uno de los principales problemas del amianto es que los síntomas de estas enfermedades pueden tardar entre 20 y 40 años en manifestarse. Esto hace que muchas personas no le den la importancia que merece, subestimando los riesgos a los que están expuestas.
Según el INSST, se estima que más de 100.000 personas mueren cada año en el mundo a causa de enfermedades relacionadas con la exposición al amianto. En España, aunque no existen cifras precisas, se calcula que anualmente se diagnostican entre 500 y 1.000 nuevos casos de mesotelioma. Estas cifras evidencian la gravedad del problema y la urgente necesidad de eliminar el amianto de todos los lugares donde aún está presente.
Imagen: dMol
La situación del amianto en España: un problema sin resolver
A pesar de la prohibición del amianto desde 2002, gran parte de España sigue enfrentando los problemas derivados de su presencia. Se estima que entre el 20% y el 30% de las edificaciones en el país aún contienen amianto. Muchas de estas estructuras están en proceso de deterioro, lo que aumenta el riesgo de que las fibras se liberen al ambiente, poniendo en peligro tanto a los residentes como a los trabajadores.
La eliminación del amianto no es una tarea sencilla ni económica. De hecho, el elevado coste es una de las principales razones por las que muchos propietarios optan por no retirarlo. Aunque existen algunas ayudas públicas, estas son insuficientes para cubrir la gran cantidad de edificios que todavía contienen este material. Este es, sin duda, uno de los mayores desafíos que enfrenta España en la lucha contra el amianto.
Retos técnicos en la retirada de amianto
El proceso de retirar amianto no es algo que cualquiera pueda hacer. Solo las empresas registradas en el RERA (Registro de Empresas con Riesgo de Amianto) están autorizadas para manipular, retirar y transportar estos materiales. Esta certificación es crucial para asegurar que los trabajos se realizan con las máximas garantías de seguridad, tanto para los trabajadores como para las personas cercanas al lugar.
Uno de los primeros pasos en cualquier proyecto de retirada de amianto es presentar un Plan de Amianto, un documento detallado que explica todo el proceso que se va a seguir. Este plan debe ser aprobado por las autoridades de cada comunidad autónoma, y la aprobación puede tardar entre 30 y 45 días. Sin este permiso, no se puede empezar a trabajar.
Durante los trabajos de retirada, los trabajadores deben desmontar las piezas de amianto con cuidado, sin cortarlas ni romperlas, ya que esto podría liberar más fibras al aire. Además, están obligados a llevar trajes EPIS especiales con mascarillas filtrantes que, una vez terminada la jornada, deben ser desechados. Además, si el amianto está en muy mal estado, es necesario aislar la zona afectada con lonas o barreras especiales para evitar que las fibras se propaguen.
Tras cada intervención, los operarios deben someterse a una ducha de descontaminación portátil que se instala en el lugar de trabajo, garantizando así que no lleven consigo fibras en su cuerpo.
Imagen: dMol
Proceso de gestión de los residuos de amianto generados
Una vez retirado, el amianto debe ser encapsulado en plásticos especiales antes de ser transportado a un vertedero autorizado. En España, existen pocos vertederos autorizados para recibir amianto, y en algunas comunidades autónomas no hay ninguno disponible. Esto implica que los materiales retirados deben ser trasladados a largas distancias, lo que incrementa considerablemente los costes.
El transporte del amianto es un proceso delicado que, como mencionamos anteriormente, solo pueden llevar a cabo las empresas registradas en el RERA. Los vertederos no aceptan amianto de particulares ni de empresas no registradas, lo que garantiza que solo estas compañías especializadas manejen el transporte con todas las medidas de seguridad necesarias para evitar la contaminación.
Sin embargo, este escenario genera un nuevo problema: muchos particulares y empresas optan por realizar la retirada del amianto por su cuenta (cosa ya bastante peligrosa). Al no poder llevarlo a un vertedero autorizado, algunos deciden abandonarlo en descampados, lo que representa un riesgo aún mayor para la salud pública y el medio ambiente.
Imagen: dMol
La urgencia de acelerar la retirada de amianto
En España, es imperativo que se aceleren las iniciativas para detectar y eliminar el amianto, especialmente en aquellos lugares donde su deterioro puede acarrear graves consecuencias para la salud.
La colaboración entre empresas especializadas, administraciones públicas y propietarios de infraestructuras será fundamental para lograr una solución eficaz y sostenible a largo plazo. La Unión Europea ha establecido plazos claros para eliminar el amianto de sus países: los edificios públicos deben estar libres de amianto antes de 2028, y el resto de las edificaciones, para 2032.
Sin embargo, a pesar de estos objetivos, España se enfrenta a serias dificultades. Mientras que otros países, como Francia, Bélgica o Alemania, están avanzando con mayor determinación, en España las ayudas y subvenciones son escasas. Además, no existe un censo de amianto que permita conocer la magnitud del problema, lo que dificulta la planificación de las retiradas. Si las ayudas no llegan, parece poco probable que se puedan cumplir estos objetivos.
Publicación colaboración de dMol