De los 6.527 productos biocidas autorizados actualmente para ser utilizados en la UE, ¿cuántos nos acompañan durante las esperadas vacaciones? Tanto si planeas zambullirte en la piscina como hacer senderismo en medio de la nada, muy probablemente entrarás en contacto con alguna de estas sustancias, a menudo tóxicas. Algunas de ellas son más que necesarias, mientras que de otras, podemos prescindir. La ECHA nos lo explica.
Biocidas en Europa
Los biocidas son productos diseñados para matar plagas o bacterias no deseadas, para lo que, a menudo, contienen sustancias tóxicas.
Dado su potencial de toxicidad, en la UE este tipo de productos está sometido a una estricta legislación a nivel comunitario. Cuando un producto biocida entra en el mercado de la UE ha pasado por un proceso de dos pasos, que asegura que su uso es seguro.
En primer lugar, la sustancia activa que contiene el producto debe aprobarse a nivel de la UE para el uso específico al que se destina (tipo de producto). En segundo lugar, el producto en si mismo debe estar autorizado en los países de la UE donde se vende. Al solicitar la aprobación, la empresa debe mostrar cómo ha evaluado el riesgo de su producto y proporcionar instrucciones para utilizarlo con seguridad.
¿Así que piensas que no usas biocidas?
Ya sean desinfectantes, conservantes, productos para el control de plagas u otro tipo de biocidas, están presentes en nuestra vida cotidiana y también en las actividades que planificamos para nuestros períodos de descanso.
Por ejemplo, si tomamos un baño en la piscina queremos que el agua esté limpia. Limpia significa libre de bacterias y libre de bacterias significa utilizar biocidas. Los desinfectantes químicos, como el cloro, se utilizan muy a menudo para limpiar el agua de las piscinas, por lo que el experto en biocidas de la Agencia Europea para Sustancias Químicas (ECHA) Bernhard Krebs recomienda ducharse después del baño en la piscina para asegurarse de que el cloro no queda en la piel. Y, para proteger los ojos y evitar irritaciones, el uso de gafas es también útil.
Si lo que nos gusta es la montaña y decidimos pernoctar en la naturaleza, necesitaremos una tienda y un saco de dormir, que pueden haber sido tratados con insecticidas, que también son biocidas. Los materiales tratados con una protección anti-insectos pueden ayudarnos dormir placenteramente, independientemente del ejército de insectos que pueda rodearnos durante la noche.
Y, si durante el dia caminamos durante horas, puede que nuestros calcetines empiecen a emitir olores desagradables, causados por las bacterias que digieren nuestro sudor. Para lo que Krebs explica que existen calcetines antimicrobianos, que pueden contener plata incorporada en la fibra para matar a las bacterias. Es éste un buen ejemplo de un producto tratado con un biocida. Cualquier empresa que fabrique este tipo de productos tratados, debe asegurarse que la sustancia biocida que incorpora al producto está aprobada en la UE. Desde 2013, esto también se aplica a los productos importados en la UE desde cualquier parte del mundo.
Como consumidores, tenemos derecho de preguntar sobre el tipo de tratamiento biocida al que se ha sometido un producto. El proveedor debe proporcionar la información gratuitamente en un plazo de 45 días.
Protección frente a mosquitos, ratas y otros organismos
Otro ejemplo de nuestro contacto con los biocidas es la lucha contra las picaduras de mosquitos. Si somos de aquellas personas generosas en la exhalación de dióxido de carbono, que los atrae sin remedio, probablemente acabaremos utilizando un espray repelente de mosquitos, que también es un biocida. Evitar las picaduras de mosquitos puede ahorrarnos irritaciones leves pero también, en según que zonas del mundo, también enfermedades graves, transmitidas por estos insectos, como la malaria, el dengue o el chikungunya.
Seguimos. Cansados de la caminata decidimos comer algo pero tenemos las manos sucias, por lo que decidimos utilizar unas toallitas antibacterianas para limpiarnoslas. Las toallitas antibacterianas son biocidas, explica Krebs, ya que su único propósito es combatir las bacterias, y deben estar etiquetadas con signos que expliquen cómo usarlas correctamente.
Si disponemos de una casa de veraneo o de un barco, es muy probable que también utilicemos biocidas para protegerlos. Mientras estemos ausentes no queremos que las ratas invadan la casa, asi que podemos utilizar rodenticidas, ya que las ratas pueden poner en peligro nuestra salud. Mientras que si no queremos que el barco sea "devorado" por organismos como las algas, podemos aplicarle una pintura anti-incrustante biocida que proteja la madera.
¿Usar biocidas o no?
Evaluar los riesgos y beneficios del uso de los biocidas corresponde a las autoridades nacionales y a la CE, pero también nosotros podemos hacer elecciones razonables al decidir si nos es necesario el uso de algún biocida/producto tratado con biocidas o si podemos prescindir de él.
Por ejemplo, Krebs señala que si se utiliza habitualmente etanol para limpiarse las manos, conseguimos desgastar la capa de protección natural de la piel. Además, utilizar diariamente un desinfectante de manos puede crear resistencias en las bacterias. Así que siempre hay que sospesar la posibilidad de utilizar otras alternativas si es posible.
Pero si hacemos uso de los biocidas, hagamoslo con seguridad:
- Estemos atentos a las etiquetas y su información sobre el contenido y la función del producto.
- Sigamos siempre las instrucciones de uso
- Mantengámoslos siempre en sus envases originales, en lugar seguro y fuera del alcance de niños y mascotas.
- Después de utilizar un biocida, el envase debe quedar bien cerrado.
- Aseguremonos de que los desechos del biocida y el recipiente vacío se eliminan adecuadamente, según las instrucciones de la etiqueta.
Fuente: ECHAhttps://echa.europa.eu/es/home