El sodio es un elemento presente de forma natural en el agua de consumo. Se utiliza como parámetro indicador la calidad del agua, ya que su presencia por encima de los valores establecidos afecta negativamente al sabor e incrementa el potencial corrosivo del agua.
Calidad del agua de consumo
Siguiendo con nuestra serie de artículos dedicados a los parámetros indicadores de la calidad del agua de consumo, hoy veremos algunos aspectos básicos sobre el sodio.
El sodio es un elemento químico presente en muchas aguas de forma natural, proveniente de suelos y rocas, que puede tener un impacto significativo tanto en el sabor del agua como en la durabilidad y el rendimiento de las infraestructuras de distribución.
El sodio como parámetro indicador
El papel del sodio como un parámetro indicador de la calidad del agua potable es importante principalmente por dos motivos. Por una parte, concentraciones elevadas de sodio pueden afectar al sabor (salado) del agua hasta hacerlo inaceptable para el consumo humano. No obstante, no se ha establecido una correlación clara entre el nivel de sodio en el agua de consumo y un riesgo a nivel de salud humana. Aunque altos niveles de ingesta de sodio con la dieta se han asociado con un mayor riesgo de hipertensión arterial, hasta el momento la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha propuesto valores de referencia específicos para el sodio en el agua potable desde una perspectiva de salud.
Por otra parte, el sodio puede tener un impacto negativo sobre las infraestructuras hídricas. Concentraciones elevadas de este elemento pueden aumentar el potencial corrosivo del agua, lo que puede afectar a la durabilidad y el rendimiento de las tuberías y otros componentes de los sistemas de distribución.
Regulación del sodio en el agua de consumo
En España, el Real Decreto 3/2023 establece un valor paramétrico de 200 mg/L para el sodio en el agua de consumo. Esto indica el límite máximo permitido para garantizar la calidad del agua, ya que concentraciones de sodio superiores a este valor pueden causar un sabor inaceptable para los consumidores. Además, ante niveles de sodio superiores al valor paramétrico, se recomienda la valoración del potencial corrosivo del agua (Índice de Langelier o el índice de Larson) y, en función de los resultados, se deberán adoptar las medidas correctoras oportunas. Asimismo, el decreto establece un valor de no aptitud de 600 mg/L, marcando un umbral crítico que no debe ser superado.
Si os interesan los parámetros indicadores de la calidad del agua, aquí os enlazamos a los artículos anteriores de la serie: conductividad, pH, índice de Langelier, hierro y manganeso, amonio, colifagos somáticos y carbono orgánico total.