Conocida por causar graves infecciones nosocomiales entre pacientes de hospitales, la bacteria Clostridium difficile está siendo investigada por ser sospechosa de poder transmitirse también por los alimentos. Los autores de un nuevo estudio sugieren que una proporción de los casos de Clostridium difficile en Europa implican no sólo infecciones adquiridas en el hospital, sino también infecciones asociadas a otras fuentes, como los alimentos.
La bacteria Clostridium difficile podría transmitirse por los alimentos
Clostridium difficile es uno de los principales patógenos asociados a infecciones nosocomiales, temido por su capacidad de producir infecciones gastrointestinales graves en pacientes hospitalizados a largo plazo, inmunodeprimidos o expuestos a terapias con antibióticos.
Productora de esporas altamente infecciosas, que se desprenden en el medioambiente, esta bacteria puede sobrevivir a tratamientos de desinfección que normalmente inactivan a otros patógenos.
Habitualmente, se transmite por contacto directo o indirecto con superficies o material contaminados con esporas de Clostridium difficile, y se puede transferir fácilmente entre individuos a través de las manos que han tocado una superficie contaminada.
Aunque se asocia principalmente a los entornos hospitalarios, un estudio liderado por la Universidad de Oxford (Reino Unido) ha intentado reconstruir la diversidad genética y las fuentes potenciales de las infecciones de Clostridium difficile en Europa.
Para ello, los investigadores cultivaron aislados de C. difficile, a partir de muestras de heces recogidas en 482 hospitales de 20 países europeos en dos días de 2012 y 2013. A continuación, utilizaron una técnica molecular denominada ribotipificación para diferenciar entre las cepas de C. difficile en los cultivos.
A partir de ahi, seleccionaron representantes de diez ribotipos toxigénicos comunes en Europa para realizar la secuenciación completa del genoma, con el objetivo de rastrear la diversidad de C. difficile y resaltar las diferencias, en los diferentes paises, entre los ribotipos predominantes en las muestras aisladas.
Al comparar los datos obtenidos, descubrieron cinco tipos de cepas de la bacteria que se agrupaban por localidad, que se asociaron a la transmisión entre individuos, por ejemplo en un entorno de atención médica.
Sin embargo, también descubrieron cepas esparcidas, detectadas en sitios aparentemente sin conexión entre ellos, en paises diferentes. Debido a que, al menos una de esas cepas, había sido vinculada anteriormente a la cría de cerdos, los autores sugieren que algunas infecciones pueden haber sido transmitidas a través de fuentes alimentarias.
Por el momento, los autores afirman que se desconoce mucho acerca de cómo se puede propagar C. difficile en la cadena alimentaria, pero los datos obtenidos en el estudio sugieren que podría ser una transmisión muy generalizada. Si estudios posteriores mostraran más evidencias, seria necesario aplicar nuevas estrategias preventivas, como revisar el modo de uso de fertilizantes de origen animal, ya que el estiércol puede introducir patógenos en los cultivos.
Investigaciones anteriores, realizadas en 2012, también detectaron la presencia de C. difficile en la venta al por menor de carne de vacuno, cerdo y aves de corral, pescados y mariscos y verduras en América del Norte. Algunos animales pueden tener la bacteria en su tracto intestinal cuando son sacrificados, lo que puede conducir a la contaminación durante el procesamiento, si no se toman las precauciones de seguridad adecuadas.
Fuente: www.foodqualityandsafety.com
Imagen: CDC/ James Archer