En los suelos contaminados con amianto, regar es prevenir

En los suelos contaminados con amianto, regar es prevenir

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Las actividades profesionales relacionadas con la rehabilitación de lugares contaminados con amianto puede dar lugar a la suspensión en el aire de fibras de este material cancerígeno. Conocer los parámetros que tienen impacto sobre la concentración de fibras de amianto en el aire es importante para proteger a los trabajadores, y, al parecer, el regado del suelo contaminado es uno de los factores que más reducen la emisión de fibras al aire.

Relación entre el suelo contaminado con amianto y la concentración de fibras en el aire
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Los trabajos de desamiantado o de rehabilitación de lugares contaminados con amianto, tóxico por inhalación, representan quizás las actividades laborales en las que la exposición  a este contaminante ambiental es más peligrosa. A la vista de el enorme número de cánceres profesionales provocados por este material, todas las medidas de prevención y protección son pocas.

El Institut de Recherche Robert-Sauvé de seguridad y salud en el trabajo (IRSST) de Quebec (Canadá) ha publicado un nuevo estudio sobre la relación existente entre la cantidad de amianto presente en el terreno y su concentración en el aire.

Las conclusiones son relevantes en aquellos casos en que la actividad se realice en zonas en las que se ha usado amianto de manera intensiva y su presencia en el terreno tiene cierta relevancia.

El estudio se basa en una revisión de 241 artículos relacionados con este tema, que incluye tanto estudios de campo como experimentales. De estos, resultaron especialmente relevantes cinco, dos con datos sobre el terreno y tres de tipo experimental.

La conclusión principal fué que la humedad del suelo, su concentración de amianto y el tipo de actividad que se realiza en el área parecen ser los factores más influyentes de la liberación de fibras al aire. Otros factores menores, como el tipo de suelo, el tipo de amianto y la distancia de la fuente de emisión también pueden tener un impacto. Por último, las condiciones climáticas (lluvia, viento y sol), la presencia de vegetación y la fragilidad de los materiales con amianto podrían tener un efecto menor en la emisión de fibras de amianto en el aire.

El tipo de actividad

Los estudios realizados sobre el terreno mostraron que el nivel de perturbación del suelo contaminado es un parámetro importante, que puede influir en la suspensión de fibras en el aire. Asi, en uno de los casos estudiados, durante la reparación de un camino cubierto con grava contaminada con amianto (menos del 0,5% actinolita-tremolita), los operadores de motoniveladoras y los inspectores fueron los más expuestos, con una media respectiva de 0,276 f / cm3 y 0,260 f / cm3, mientras que el nivel de exposición de los operarios encargados de señalizar y de los compactadores fué inferior a 0,1 f / cm3.

Además, durante la ejecución de trabajos de diversa índole (rastrillar, palear y cavar una zanja con una retroexcavadora) en suelos en que la distribución de amianto no fué homogénea (de no detectado a un 3% de amianto), las concentraciones de fibras halladas en muestras tomadas en objetos personales oscilaron, desde la no detección hasta 0,25 f / cm3. Estas mismas muestras del suelo, agitadas en una cámara experimental, en las condiciones del peor escenario posible, dieron concentraciones de fibras suspendidas en el aire superiores a 10 f / cm3.

La distancia a la fuente de emisión es un factor que también puede influir en la concentración de fibras de amianto en el aire. Así, para un suelo que contenía un 10% de amianto, las concentraciones cerca del foco de emisión variaron de 0,01 a 0,1 f / cm3 y disminuyeron con la distancia, hasta reducirse a menos del 0,001 f / cm3 a más de a 100 metros de la fuente.

Relación suelo-aire

Estudios experimentales realizados en cámaras con muestras en las que se controlaron los diferentes parámetros (concentración de amianto, tipo de suelo (arena, arcilla, compuesto) y el tipo de amianto (amosita, crisotilo, crocidolita)), se comprobaron las relaciones entre las propiedades del suelo y la generación de fibras suspendidas en el aire.

Los suelos con mayor contenido de amianto (1%) generaron una concentración mayor de fibras suspendidas en el aire, unas 100 veces más que los suelos que contenian 0,001% de amianto (10,8 y 0,11 f / cm3, respectivamente).

Los suelos arenosos generaron las mayores concentraciones de fibras en el aire, mientras que la arcilla liberó las concentraciones más bajas. Por lo que se refiere al tipo de fibras, las que se emitieron menos fueron las de crisotilo, seguidas de las de amosita y crocidolita, aunque las concentraciones de fibras de amianto en el aire dependieron más de la cantidad de mineral en el suelo que del tipo de amianto o de suelo. 

No obstante, los autores del estudio recomiendan prudencia y tener cuidado de no generalizar o extrapolar a la ligera estas conclusiones experimentales, obtenidas en estudios realizados simulando los peores escenarios posibles, a las situaciones reales.

Regar es prevenir

De todos los parámetros que influyen en la disminución de la concentración de fibras suspendidas en el aire el regado del suelo es el que tiene el mayor impacto.

En general, se puede considerar que para todos los tipos de suelo y amianto evaluados, la introducción de tan sólo un 5 a 10% de humedad provoca el mayor efecto de reducción de fibras suspendidas en el aire, que pueden pasar de 5 a 0,01 f / cm3 humedeciendo el suelo un 50%.

Además, en el entorno exterior, un suelo cubierto de vegetación ya contiene más de un 10% de humedad, mientras que un suelo sin cubierta vegetal tiende a secarse más rápidamente, especialmente en condiciones de calor y de luz solar, y será más probable que suelte fibras en el aire.

 

Fuente: IRSST

Imagen: Flickr

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