Procesionaria del pino,¿cómo afecta el cambio climático al control de esta plaga?

Procesionaria del pino,¿cómo afecta el cambio climático al control de esta plaga?

procesionaria del pino

La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) ha iniciado su descenso de los árboles para enterrarse en el suelo y convertirse en crisálida. Probablemente por razones climáticas, el ciclo de este insecto se ha modificado y sus procesiones se inician ya en los meses de enero y febrero en diversas zonas de España. ¿Cómo afecta el adelanto de las procesiones de Thaumetopoea pityocampa al control de esta plaga?

 

Procesionaria del pino y cambio climático

La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es una plaga bien conocida, que se identifica fácilmente por la presencia de bolsas blancas en las ramas de coníferas, como pinos y cedros, y por las procesiones de orugas que descienden por los troncos y se desplazan por el suelo.

Además de ocasionar defoliación en los árboles, las últimos estadios larvarios de este insecto pueden provocar alergias, irritaciones cutáneas y problemas respiratorios graves en personas y animales cuando descienden del árbol, ya que están dotadas de pelos urticantes que les sirven de defensa.

El cambio climático está favoreciendo tanto la expansión de la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) en España y otras regiones de Europa, como una mayor actividad de la plaga.

El aumento o la disminución de las poblaciones de procesionaria depende de muchas variables relacionadas con el clima. Por ejemplo, las lluvias dificultan la reproducción de las mariposas en verano, ya que los adultos sólo viven un par de dias. Si las lluvias son muy intensas también pueden afectar a los primeros estadios larvarios y, si son muy abundantes, pueden reducir la viabilidad de las crisálidas enterradas. Por otra parte, la falta de frio en los primeros estadios larvarios a principios del otoño, cuando las orugas son más sensibles al frio, evita su mortalidad.

 

procesionaria

 

El aumento de las temperaturas y el descenso de las precipitaciones favorecen, pues, mayores poblaciones y actividad de la procesionaria, así como su bajada más temprana desde los bolsones hacia el suelo. Si hace una década este proceso se iniciaba normalmente en abril, hace ya unos años que, en según que zonas, inician sus procesiones en enero o febrero. 

¿Cómo afecta este fenómeno al control de esta plaga?

Adaptar el control de la procesionaria

Como hemos visto, el cambio climático ha modificado el comportamiento de esta especie y, dado que el calendario de aplicación de los métodos de prevención y control de esta plaga va ligado a su ciclo biológico, sería necesario adaptar ese calendario. 

Los tratamientos contra la procesionaria, como por ejemplo la aplicación de insecticidas biológicos (ej. Bacillus thuringiensis), los tratamientos de endoterapia, las trampas de feromonas, la retirada manual de los bolsones o el control mecánico mediante anillos en el tronco del árbol, suelen programarse en función del ciclo normal de la plaga. Si las orugas adelantan o aceleran su ciclo biológico, muchas de estas estrategias pueden aplicarse demasiado tarde y perder efectividad.

Algunos ejemplos podrían ser:

  • El control biológico con Bacillus thuringiensis se aplica en otoño, cuando las orugas están en sus primeros estadios de desarrollo y son más vulnerables. Si las temperaturas son más altas de lo normal el momento óptimo para aplicar estos tratamientos se acorta, ya que las orugas crecen más rápido y forman los bolsones antes de lo esperado. Si el tratamiento no se adelanta, su eficacia puede disminuir porque las orugas ya están protegidas en los bolsones.
  • Retirada manual de bolsones: en invierno, los bolsones pueden retirarse manualmente de los árboles para reducir la población de la plaga. Un invierno más cálido hace que las orugas desciendan antes de lo habitual, lo que significa que cuando se hace la retirada manual, muchas orugas ya han abandonado los bolsones y han llegado al suelo para pupar, reduciendo la efectividad de esta técnica.
  • Uso de trampas de feromonas: Estas trampas se instalan en verano para capturar los machos adultos y reducir la reproducción. Si las temperaturas cálidas prolongan la temporada de vuelo de las mariposas o adelantan su aparición, el período óptimo para colocar las trampas cambia. Si no se ajustan a este nuevo calendario, capturarán menos ejemplares y la población de procesionaria crecerá.
  • Endoterapia: La inyección de insecticida en los troncos de los árboles se realiza en otoño-invierno,  antes de que las orugas bajen al suelo. Si el descenso de las orugas ocurre antes de lo previsto, los tratamientos pueden aplicarse demasiado tarde, cuando la plaga ya ha completado su desarrollo.

En definitiva, para gestionar el problema de la procesionaria de forma efectiva y sostenible será necesario vigilar los cambios de comportamiento de la especie y ajustar a estos cambios las estrategias de gestión de la plaga. 

 

Imagen de cabecera: Arturo Reina Sánchez / Wikipedia

 

 

 

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