La bacteria Bacillus Thuringiensis es una de las líneas alternativas al uso de insecticidas químicos tradicionales gracias a su capacidad de segregar un cristal proteico que mata, por ingestión, insectos en estado larvario de forma selectiva. Su aplicación puede ser adecuada tanto para el control de vectores como para la protección de cultivos.
Bacillus thuringiensis
De una gran variedad de microorganismos entomopatógenos con potencial para el control de insectos, las bacterias serían las de mayor importancia y concretamente la bacteria Bacillus thuringiensis destaca por su capacidad para la producción de bioinsecticidas.
Bacillus thuringiensis morrisoni, W.Commons |
Este microorganismo es el que más se ha explotado comercialmente desde su descubrimiento en 1911 en Alemania como patógeno de las polillas de la harina.
El descubrimiento de nuevas cepas de la bacteria ha ido ampliando el espectro de actuación sobre determinados insectos, por ejemplo la Bacillus thuringiensis israelensis capaz de matar mosquitos, o la Bacillus thuringiensis tenebrionis que controla los coleópteros.
Actualmente la ingeniería genética y la biotecnología siguen desarrollando productos basados en esta bacteria para producir bioinsecticidas específicos para determinados insectos y con poco impacto medioambiental.
Cristal de proteina tóxico
La bacteria Bacillus thuringiensis es un bacilo flagelado, esporulado y gram positivo que produce, durante la esporulación, un cristal de proteína tóxico para los insectos en su fase larvaria. El éxito de los bioinsecticidas a base de ‘Bacillus thuringiensis’ se debe a la acción insecticida de este cristal, el cual puede estar formado por una o varias proteínas llamadas delta endotoxinas o proteínas Cry.
Larva de Aedes aegypti, W.Commons |
Estas proteínas pueden ser tóxicas a diferentes órdenes de insectos, principalmente a lepidópteros, dípteros y coleópteros y a ciertos nemátodos y protozoarios.
Los insectos ingieren los cristales diseminados sobre las hojas o sustrato de alimentación durante su fase larvaria, estos llegan a su intestino medio y se disuelven por la acción de los jugos intestinales. La delta endotoxina sufre una proteólisis enzimática y da origen a la toxina activa, la cual se une a un receptor específico de las membranas epiteliales de las células del intestino, generando poros que desequilibran su balance osmótico y provocan la lisis celular de esta parte del aparato digestivo y la muerte de la larva.
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